miércoles, 26 de septiembre de 2012

Surfeo,luego existo.


Todo comenzó aquel verano, en el que los días consistían en levantarse sobre las 11 de la mañana y sin ni siquiera desayunar ponerse el neopreno, coger la tabla y salir a buscar a los demás.Una vez estando todos nos acercábamos a la playa más cercana, que no estaba muy lejos,a unos 100 metros de la salida del camping en el que nos alojábamos.Si allí si no había buenas olas, subíamos a la segunda playa más accesible que estaría a un kilómetro,tampoco se hacía un camino largo ya que las ganas de lanzarnos al mar, a pelearnos con las olas podían con todo.
Cuando nos metíamos en el agua era una sensación de libertad, de liberación, la sensación de despreocuparte de todos los problemas que tienes afuera, es decir, el mar era otro mundo,otra dimensión en la que el máximo problema que podías tener era un calambre,  o una buena sacudida de las grandes olas.
Pero,  ¿qué importaban esas sacudidas con la gran recompensa obtenida? Cuando avanzabas cabalgando la ola de lado a lado, introduciendo la mano en su interior mientras te salpica y a la vez tienes esa sensación de inquietud por si te la pegas.
Por no hablar de cuando te atrapa una ola en su interior que te sumerge al fondo y mientras tú estas 2 segundos bajo el agua se hacen eternos pensando que no puedes salir.O de esos paseos de noche por la playa en los que te da la brisa del mar, el aire puro y limpio y está todo en silencio, que es cuando en realidad se aprecian los pequeños detalles de la vida que son los más importantes, sin duda.
En fin, sinceramente pienso que el Surf aparte de ser un deporte y una forma de vida,te hace liberarte de todas las tensiones, te hace desconectar, te hace madurar y en cierto modo mirar los problemas desde otro punto de vista, porque cuando se está ahí adentro hay cosas más importantes en las que pensar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario